Debe haber algunas razones para esto. En primer lugar, toda la idea de que la tecnología revolucionará la educación no ha dado fruto exactamente en los últimos 10 años. Parece que la tecnología solo puede moverse rápido e incorporarse rápidamente a una industria en particular si una empresa puede ganar dinero con ella. Simplemente, la educación estatal convencional es un sector sin fines de lucro. Por lo tanto, me resulta difícil creer que las empresas tecnológicas realmente hayan intentado crackear el mercado educativo. No ves a Google o Facebook priorizando las soluciones educativas.
En segundo lugar, los maestros, en general, no saben qué hacer con la tecnología. No están seguros de cómo aprovechar las tecnologías cloud y web 2.0 en su enseñanza. Además, pueden sentir que los adolescentes son mucho más competentes en el uso de la tecnología que ellos y, por lo tanto, no tienen la confianza. Para combatir esto, las escuelas deben estar dispuestas a considerar la adopción de la tecnología como un proceso largo y, por lo tanto, invertir en la capacitación del personal.
Sin soluciones dedicadas, educadores seguros y una creencia entre los maestros de que la tecnología realmente puede contribuir al logro de una manera positiva, el aula del siglo XXI vivirá solo en el futuro.
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