Hacer un cambio tan grande como la creación y el uso de Internet requeriría algo REALMENTE grande.
En el lado negativo, podría tener una guerra a gran escala que incluye armas nucleares, o algún tipo de pérdida masiva de cultivos en la que se eliminó todo el trigo o el arroz en el mundo, o una cepa fácilmente transmitida por el aire de algo como el Ébola con un período latente infeccioso decentemente largo se transmite por todo el mundo en todos los bonitos aviones libres de humo y recirculados por aire.
En el lado bueno, podría tener un descubrimiento médico que básicamente curara el cáncer, un descubrimiento físico de una fuente de energía prácticamente “libre” o un avance científico que permitiera que nuestros pensamientos se comunicaran de persona a persona a través del pensamiento solo o que permitió que nuestros pensamientos controlaran interfaces externas (para aplicaciones tan variadas como la interfaz con computadoras para juegos y mecanografía o para personas con grandes discapacidades físicas para comunicarse o controlar sus dispositivos de ayuda).
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Sin embargo, es difícil predecir el futuro: hace 40 años, Internet apenas se imaginaba. Lee Douglas Adams y la Guía del autoestopista galáctico. Cuando se escribió eso, la “Guía” era pura fantasía. Hoy, cientos de millones de personas llevan su equivalente en su teléfono o tableta en sus bolsillos. ¡VIVIMOS en un mundo “mágico” hoy en día!
– MJM