Para replicar las emociones en robots, los humanos primero deben entender qué son las emociones, cómo se evocan y la incertidumbre de las mismas. Lo hermoso de los humanos es nuestra capacidad de sentir cosas y la profundidad de esa sensación. Vamos a tocar, por ejemplo. El tacto es la retroalimentación de sentir una superficie de otro objeto o estar donde se perciben cosas que van desde lo áspero a lo blando, la consistencia de la superficie, la temperatura, etc. Ahora las emociones que están unidas con esta simple detección pueden variar según si la persona está tocando su bicicleta nueva o el viejo scooter de su abuelo, ya sea que la persona toque a su amigo en el hombro o su novia de una manera más amorosa.
Por lo tanto, programar emociones básicas y su respuesta es fácil, pero formar lazos con los sentidos y los recuerdos para crear un humanoide mucho más complejo es mucho más complejo ya que hay demasiadas variables a considerar. Pero con una IA adecuada, creo que no está muy lejos de nuestro alcance.
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