1. Difícil de cambiar configuraciones y características
Una vez que se implementa (o finaliza) un sistema embebido, será difícil cambiar su configuración, tanto su hardware como su software. La actualización remota del software es posible siempre que se incluya la capacidad. Por lo tanto, el análisis de requisitos adecuado es imprescindible antes de la implementación. El cambio de configuración de hardware será mucho más complicado, lo que puede requerir que las placas existentes se reemplacen por completo. He visto que esto sucede y no es bonito.
2. Cuestión de escalabilidad
Debido a que es difícil cambiar la configuración, un sistema integrado no se puede ampliar fácilmente a medida que cambia la demanda / alcance. Dicho esto, los sistemas integrados pueden diseñarse para escalar, por ejemplo, utilizando puertos de expansión o redes, etc. Esto significa que debe decidirse de antemano durante la fase de diseño para las disposiciones de escalado.
3. Limitación de hardware
Con una memoria limitada o capacidad informática en la mayoría de los sistemas integrados, siempre hay una limitación (o un límite superior) en nuestro diseño de software (actualización). Tenga siempre en cuenta la “Memoria” y la “Velocidad”.
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4. Aplicado para un propósito específico
Por definición, los sistemas integrados están limitados en sus objetivos. Si se decide “repetir” un sistema embebido existente para un propósito completamente diferente, normalmente producirá cambios significativos en uno o ambos hardware o software.