Supongamos que la Persona Z tiene un blog y escribe apasionadamente sobre la miríada de eventos que suceden en su vida y en todo el mundo y publica imágenes junto con él para que sea el blog más llamativo. En primer lugar, es importante comprender que cada imagen que se encuentre en Internet tendrá ciertos derechos adjuntos, a menos que se haya entregado o caducado. La mejor manera de averiguarlo es verificar usando los derechos de uso de Google que se pueden encontrar en Google Images. Existen diferentes categorías de derechos de uso, por lo que, según la categoría a la que pertenezca el trabajo, se pueden elegir dichos derechos. Pero a veces no termina ahí. Siempre es mejor abrir la imagen y verificar los derechos. A veces, puede suceder que el trabajo requiera que se mencionen créditos o se cite la fuente.
En resumen, las diferentes opciones disponibles son: etiquetadas para uso, uso con modificación, para uso no comercial y para uso no comercial con modificación. Como se mencionó anteriormente, es aconsejable verificar la imagen directamente para obtener derechos específicos para garantizar qué tipo de uso está permitido.
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